Principio de causa y efecto.

Sabes mi punto débil, definitivamente. Me desconectas de tú vida un día y yo me vuelvo loca.

No sé cuántas veces he dicho que lucharé por nosotros, o, cuántas veces prometí que mi enojo no sería la razón por la cual tú decidas irte. Es irónico pensar que tengo tanto miedo de perderte y, sin embargo,  ese mismo miedo puede alejarte de mi definitivamente, pues me hace decir o hacer cosas que ni yo soportaría. 

Amo tú paciencia; amo todo de ti; te amo. Pero no puedo pretender que sigas con una persona que no es capaz de dejar de lado todo aquello que causa problemas entre nosotros. Tú tienes la decisión en tus manos. Yo te quiero junto a mi, y lo sabes. Sueño con llegar un día hacia donde estás; poder abrazarte, besarte y empezar a planear mi futuro junto a ti. Me duele mucho el hecho de pensar en que alguna de éstas cosas no puedieren realizarse. Pero como te dije, no quiero atarte a algo que no te haga bien; no puedo pretender tenerte aquí después de discutir por tonterías; no me siento con derecho para pedirte que te quedes conmigo después de ya varios intentos fallidos por dejar de lado mi difícil forma de ser. 

Segundos después de escribir ésto:

ÉL: Me escribe algo "equis".

Yo: ¿se terminó todo?.

ÉL: Sí, es mejor. Tú libre, y yo libre.

Así que eso interrumpió todo ésto que pretendía decirle. No se lo entregaré ya, obviamente.

Tampoco pienso interferir en su decisión.

PD: no sé por qué escribo todo ésto aquí, pero en fin..