Qué horrible sensación de vacío,
no puede haber nada peor en la vida que fingir estar bien, cuando en realidad, una parte de ti se desprende cada día, intensificando el vacío que te atormenta.
Tener todo para ser feliz, y no ser capaz de disfrutarlo.
Ir por ahí pensando que no eres lo suficientemente buena en lo que haces,
que una ola de mediocridad envuelve tú existencia.
Lo cierto es que no confías en ti, y no comprendes cómo es resto sí que lo hace,
que te miran con admiración pensando que eres de los buenos, mientras vos sólo te mueres de miedo.
¿Por qué no puede nadie entender lo difícil que es?
Tener que ser grande y fuerte; intentar que el orgullo de los que te rodean se mantenga intacto.
Vives con una fuerte presión en el pecho por no estar completa, por amar y tener que aparentar fortaleza.
¿Por qué el mundo es así? ¿Por qué no demostrar todo lo que sientes? cuando lo que deseas es desbordar todo ese cúmulo de sentimientos hacia él. Si quieres expresarle que por él tú corazón late, que esto ya no es una simple función anatómica, sino, que ha rebasado los limites de lo probable. Que automáticamente deja de latirte el corazón cuando se va y vuelves a la vida si regresa.
¿Cómo explicarle que cuánto más lo ignoro, más lo amo?, que lo que hago es sólo regirme a los estúpidos "estándares"...
Tienes miedo, TE MUERES DE MIEDO y... nadie viene a rescatarte.
Qué dulces días los de la infancia, cuando la felicidad se adhería a todo, incluso en lo más insignificante de la existencia; incluso en un pequeño juego de niños. Esas sonrisas espontáneas y sinceras; ese sentido de omnipotencia; la satisfacción tan grande de correr bajo la lluvia, de sentir el viento en tu rostro.
Esa época en la que no existía mejor medicina que la de un abrazo; en la que decir "te quiero" era a diario.
Al crecer has ganado, pero a la vez has perdido... y quizá en un balance, las cuentas no coincidan.
